Los aceites esenciales son extractos que contienen el olor y sabor de las plantas de donde provienen. Se utilizan para el bienestar de mente, cuerpo, espíritu, la aromaterapia y para la sanación holística. Hay una rama de profesionales de la medicina que los utiliza como complemento a determinados tratamientos como coadyuvantes en el alivio de algunos síntomas de enfermedades.
La decisión de iniciar con el uso de aceites esenciales debe ser conjunta con un profesional de la rama que le de indicaciones precisas de cómo deben utilizarse y qué tipo de aceite debe utilizar según la necesidad.
Los aceites esenciales no deben ser ingeridos, su alta concentración puede resultar nociva para los órganos del cuerpo, que podría incluit daño hepático o renal.
Los usos más comunes son para el alivio en la depresión, ansiedad, exaltación, insomnio, dolor de cabeza, cierto tipo de infecciones y problemas en la piel. Debemos hacer énfasis en que su uso no está indicado para la cura de enfermedades, sino que contribuyen al alivio de los síntomas de muchas enfermedades.
Se utilizan por vía aromática diluido en agua caliente para aprovechar su vapor, combinado con otros aceites para masajes o combinados con lociones y sales de baño para aplicación en la piel. Las proporciones de la mezcla depende de su uso y se la debe consultar a su proveedor autorizado del producto. Los aceites esenciales no se utilizan directo en la piel, pues su alta concentración puede producir efectos secundarios como irritación y laceraciones.
Ciertos tipos de aceites esenciales son contraindicados para personas con algún tipo de adicción.
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